TRADICIÓN ORAL
TEXTO 1
En el hermoso país de los Muiscas, hace mucho
tiempo, todo estaba listo para un acontecimiento: la coronación del nuevo Zipa,
gobernador y cacique.
La laguna de Guatavita, escenario natural y sagrado del
acontecimiento lucía su superficie tranquila y cristalina como una gigantesca
esmeralda, engastada entre hermosos cerros. Las laderas, con tupidos helechos,
mostraban botones dorados de chisacá, chusques trenzados como arcos triunfales,
sietecueros y fragantes moras. El digital, como un hermoso racimo de campanitas,
matizaba de morado el paisaje; el diente de león, cual frágil burbuja, arrojaba
al viento sus diminutos paracaídas para perpetuar el milagro de su conservación
y los abutilones de colores rojos y amarillos sumaban al concierto de belleza
natural, el diminuto y tornasolado colibrí, su comensal permanente.
Gran agitación
reinaba en Bacatá, vivienda del Zipa; la población entera asistiría al singular
acontecimiento en alborozada procesión hasta la laguna sagrada portando
relucientes joyas de oro, esmeraldas, primorosas vasijas y mantas
artísticamente tejidas, para ofrendar a
Chibchacum, su dios
supremo, a la diosa de las aguas, Badini y a su nuevo soberano.
Las mujeres habían
preparado con anticipación abundante comida a base de doradas mazorcas y del
vino extraído del
fermento del maíz con el que festejaban todos los acontecimientos principales
de su vida. Todo sería transportado en vasijas de diferentes formas y tamaños,
elaboradas con paciencia y esmero por los alfareros de Ráquira, Tinjacá, y
Tocancipá y también en cestos de palma tejida.
Por
fin, llegó el gran día. El joven heredero acompañado de su séquito, compuesto
por sacerdotes, guerreros y nobleza, encabezaba la procesión. Sereno y
majestuoso, su cuerpo de armoniosas proporciones se mostraba fuerte para la
guerra; su piel color canela tenía una cierta palidez, resultado del riguroso
ayuno que había realizado para purificar su cuerpo y su alma y así implorar a
los dioses justicia, bondad y sabiduría para gobernar a su pueblo.
Marchaban al son acompasado de los tambores, de los
fotutos y de los caracoles. Lentamente, se iban alejando de los cerros y del
cercado de los Zipas, para aproximarse a la espléndida laguna de Guatavita.
Allí, con alegres cantos, la muchedumbre se congregó para presenciar el
magnífico espectáculo.
El sacerdote del lugar, ataviado con sobrio ropaje
y multicolores plumas, impuso silencio a la población con un enérgico
movimiento de sus brazos extendidos. De piel cobriza
y carnes magras por
los prolongados ayunos, el sacerdote era temido y reverenciado por el pueblo;
era el mediador entre los hombres y sus dioses, quien realizaba las ofrendas y
rogativas y quien curaba los males del cuerpo con sus rezos y la ayuda de
plantas mágicas.
El futuro Zipa fue despojado de
las ropas y su cuerpo untado con trementina, sustancia pegajosa, para que se
fijara el oro en polvo con que lo recubrían constantemente.
No se escuchaba un solo sonido; era tal la
solemnidad del momento, que sólo se oía el croar de las ranas, animales sagrados
para ellos, los gorjeos de los pájaros y el veloz correr de los venados.
El ungido parecía una
estatua de oro: su espléndido cuerpo cuidadosamente cubierto con el noble
metal, despedía reflejos al ser tocado por los rayos del sol. Cuando hubo terminado
el recubrimiento, subió con los principales de la corte sobre una gran balsa
oval, hecha íntegramente en oro por los orfebres de Guatavita.
La balsa se deslizó
suavemente hacia el centro de la laguna. Fue allí cuando, después de invocar a
la diosa de las aguas y a los dioses protectores, el heredero se zambulló en
las profundidades; pasaron unos segundos en los que solamente se veían los
círculos del agua donde se había hundido; todo el pueblo contuvo la
respiración, el tiempo pareció detenerse; por fin, emergió triunfal y solemne
el nuevo monarca; el baño ritual lo consagraba como cacique.
Gritos de júbilo y cantos acompañaron
su aparición y uno a uno, los súbditos arrojaron sus ofrendas a la laguna:
figuras de oro, pulseras, coronas, collares, alfileres, pectorales, vasijas
huecas con formas humanas, llenas de esmeraldas; cántaros y jarras de barro. El
cacique, a su vez, junto con su séquito, realizó abundantes ofrecimientos de
los mismos materiales, pero en mayor cantidad.
La balsa retornó a la
orilla en medio del clamor general. Tenían ahora un nuevo cacique, quien
debería gobernar
según
las sabias normas del legendario antecesor y legislador Nemequene, basadas en
el amor y la , basadas en el amor y la destreza en el trabajo y las artesanías, en el valor y el honor durante la guerra; en la honradez, la justicia y la disciplina.
Se iniciaron competencias de juegos y
carreras; el ganador era premiado con hermosas mantas. Se cantó y se bailó
durante tres días seguidos, que eran los consagrados a la celebración. Los
sones de los tambores y pitos retumbaban en las montañas y centenares de
indígenas seguían el ritmo en danzas tranquilas y acompasadas, o frenéticas y
alocadas.
Pasados los días de los festejos, de
la bebida y de la comida abundante, retornó el pueblo a sus actividades
cotidianas: los agricultores a continuar vigilando y cuidando sus labranzas;
los artesanos del oro, a las labores de orfebrería; los alfareros, a la
confección de ollas y vasijas, después de buscar el barro adecuado en vetas
especiales; otros a la explotación de las minas de sal y de esmeraldas; y la
mayoría al comercio, pues era ésta su actividad principal. Las mujeres al
cuidado de los hijos, a recoger la cosecha, a cocinar, a hilar y a tejer.
Así, en este orden y placidez transcurrirían los
días, hasta que una guerra, una enfermedad o la vejez, los privara de su
monarca y fuera necesario realizar de nuevo la ceremonia del Dorado para ungir un
nuevo cacique. Este debería continuar gobernando con prudencia y sabiduría al
pueblo y su fértil y verde país, rodeado de hermosa vegetación y de cristalinas
corrientes de agua
.
1.
De acuerdo a sus características, temática y
contenido podemos clasificar el relato anterior como:
a.
Una fábula porque es una pequeña narración en
verso de hechos imaginarios que deja una enseñanza.
b.
Una leyenda porque es la narración de un
suceso maravilloso, que se basa en algo real, pero transformado por la fantasía
popular.
c. Un mito
porque Narra los
acontecimientos que sucedieron en el inicio de los tiempos y las acciones son
realizadas por seres sagrados, divinos o heroicos.
d. Un cuento
porque es un relato breve, pero que tiene un
argumento, en el que se desarrolla la historia ficticia. Posee pocos personajes
que giran en torno a un acontecimiento central. No hay variedad de situaciones.
TEXTO 2
Vivía en tiempos de la
Colonia un hombre cuya entretención y oficio cotidiano era la
"cacería". Para él no había fiestas profanas ni religiosas; no había
reunión de amigos ni paseos; nada le entretenía tanto como salir a
"cazar" venados al toque de la oración, en
los bosquecillos aledaños; borugos a la orilla del río por entre los guaduales;
los guacos, chorolas, guacharacas y chilacoas por los montes cercanos a los
pantanos, ciénagas y lagunas. El producto de la cacería constituía el sustento
de la familia y su único negocio.
En aquel caserío tenían una capilla
donde celebraban las ceremonias más solemnes del calendario
religioso. Tenía unas ventanas bajas y anchas que dejaban ver el panorama y
para que el aire fuera el purificador del ambiente en las grandes festividades.
Llegó la
celebración de la Semana Santa. Los fieles apretujados
llenaban la capilla, oyendo con atención el
sermón de "las
siete palabras". Los feligreses estaban conmovidos. Reinaba el silencio...
apenas se percibían
los sollozos de los pecadores arrepentidos y
los golpes de pecho.
Allí estaba el cazador, en actitud reverente,
uniendo sus plegarias a las del Ministro de Dios, que en elocución persuasiva y
laudatoria hacía inclinar las cabezas respetuosamente.
De pronto, como tentación satánica, entró un
airecillo que le hizo levantar la cabeza y mirar hacia la ventana. Por ella
vio, pastando en el prado, un venado manso y hermoso. Qué maravilla! Esto era
como un regalo del cielo! estaba a su alcance... a pocos pasos de distancia. Rápido salió por entre la multitud en dirección a
su cabaña.
Fue tanta la emoción del hallazgo que no se acordó
del momento grandioso que significa para los cristianos el día de viernes
Santo. Tampoco se fijó en el momento sagrado de la pasión de Cristo. Salió con
su escopeta y su perro en busca de la presa. Ya el animal había avanzado unas
cuadras hacia el manantial. El cervatillo al verse acosado paró las orejas y se
quedó inmóvil, como esperando la actitud del hombre. Este al verlo plantado le
disparó, pero en ese mismo instante el animal huyó.
Perro y amo siguieron las pistas, lo alcanzaron y,
al dispararle de nuevo, se realizaba el mismo truco. El afiebrado cazador no
medía ni el tiempo, ni la distancia. Seguía... seguía... cruzaba llanos,
montañas, cañadas, colinas, despeñaderos, riscos y sierras. Llegó por fin a la
montaña cuando las tinieblas de la noche dominaban la tierra.
La montaña abrió sus fauces horripilantes...! El cazador penetró... y
nunca más volvió a salir de ella. Dicen que la montaña lo devoró.
2.
De acuerdo a sus características, temática y
contenido podemos clasificar el relato anterior como:
a.
Una fábula porque es una pequeña narración en
verso de hechos imaginarios que deja una enseñanza.
b.
Una leyenda porque es la narración de un
suceso maravilloso, que se basa en algo real, pero transformado por la fantasía
popular.
c.
Un mito porque Narra los acontecimientos que
sucedieron en el inicio de los tiempos y las acciones son realizadas por seres
sagrados, divinos o heroicos.
d.
Un cuento porque es un relato breve, pero que
tiene un argumento, en el que se desarrolla la historia ficticia. Posee pocos
personajes que giran en torno a un acontecimiento central. No hay variedad de
situaciones.
3.
Las Leyendas
se caracterizan por
a. Ser una narración de hechos
fantásticos.
b. Se transmiten oralmente de
generación en generación
c. Son parte de la tradición de un pueblo
d. Todas las anteriores.
4. Es un relato de un
hecho extraordinario, en el cual intervienen los dioses y los hombres, que se
cree ocurrió en un pasado lejano y casi
siempre impreciso, antes del comienzo de la historia del hombre.
- Fábula.
- Leyenda.
- Mito.
- Cuento.
5. Es aquella que se
transmite de generación en generación, por medio de la cual se pueden conocer
pautas diversas de la vida de un pueblo determinado o de la humanidad en sus
orígenes.
- Tradición escrita.
- Tradición oral.
- Literatura oral.
- Literatura escrita.
6. Parte de hechos que han
sucedido en la realidad, pero que con el correr del tiempo, la fantasía
popular, la imaginación del pueblo los convierte en hechos maravillosos,
infernales, en donde interactúan seres, generalmente de ultratumba con seres
humanos comunes y corrientes, mezclando así lo real con lo imaginario.
- Fábula.
- Leyenda.
- Mito.
d.
Cuento
RELACIONE
GLOSARIO: sobre la línea de la columna A escriba la
letra de la columna B
7. _______Erudito a. indudable
8. _____ Evidente b. Irreal
9. _____ ficticio c. flaco
10. _____ Enjuto d.
sabio
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